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Unas encías sanas no sangran ni producen dolor o molestias cuando comemos y bebemos. Por tanto, el sangrado de encías, ya sea de manera espontánea o al pasar el cepillo de dientes, es un síntoma que indica que las encías no están sanas. Normalmente, el sangrado de encías va acompañado de inflamación localizada o generalizada de las encías. Además, se produce un cambio de coloración haciendo que las encías estén rojas y más abultadas de lo normal. Sin el tratamiento adecuado, conllevará a tener gingivitis y/o periodontitis. La primera fase será la gingivitis, es decir, la inflamación de las encías. La segunda fase será la periodontitis, es decir, la fase que afecta al hueso.
Para evitar que el sangrado de encías empeore, se deberán tomar medidas con la menor brevedad posible. De esta forma, nuestra boca volverá a estar sanas. Lo primero será visitar a tu dentista para que te haga una limpieza periódica. A esto hay que sumar una higiene dental diaria: cepillado diario correcto, el uso del hilo dental para eliminar la suciedad acumulada entre los dientes y finalmente, enjuagarse la boca con colutorio.
La gingivitis es una enfermedad que aparece debido a la acumulación de placa bacteriana, de sarro o cálculo en el margen de las encías. Se almacenan una gran cantidad de bacterias las cuales son dañinas tanto para las encías como para la salud bucodental. Las principales causas que provocan el sangrado gingival son:
La higiene dental es esencial para mantener los dientes y las encías sanas. Para prevenir la gingivitis, deberás cepillarte los dientes después de cada comida principal. Lo mínimo son dos cepillados al día, uno por la mañana y otro por la noche. Utiliza cepillos respetuosos con las encías, es decir, cepillos que sean suaves o medios. Asimismo, elije pasta de dientes con flúor.
Complementa el cepillado diario con el uso del hilo dental o con los cepillos interdentales. Así removerás y eliminarás la placa bacteriana que se ha quedado entre los dientes. No te olvides de limpiar la lengua ya que llega a acumular hasta el 70% de las bacterias de la boca. El último paso será el uso de los colutorios. Si quieres una limpieza más profunda o eres propenso al sangrado de encías, os recomendamos los irrigadores bucales. Son el perfecto complemento al cepillado. Es un aparato que aplica un chorro de agua a presión sobre los dientes y encías. Actuará arrastrando la placa bacteriana y estimulando las encías.
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